En la crónica publican sobre uno de los sucesos que ocurren en Jerusalén, en la mezquita de Al Aqsa, se señala una violencia aparentemente protagonizada inicialmente por palestinos con documento de identidad israelí. No dicen en la crónica, ni una vez, que Jerusalén y la mezquita de Al Aqsa forma parte de los territorios ocupados palestinos por Israel, que es el agresor militar y estructural.
Es relevante fijar los términos del agresor y agredido. De lo contrario, los sucesos que ocurren, casi siempre producto de la ocupación, se convierten en un sutil apoyo al status quo favorable a la ocupación, y las víctimas de esta, de forma estructural y continua, son transformados por el lenguaje en agresores.
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