El señor Erik Domínguez escribe una carta contra el boicot a Israel. Mezcla cosas y no entra en el fondo de la cuestión. Todos tenemos presente que la Sudáfrica supremacista fue derribada por el boicot que se le hizo, frente a la parsimonia o complicidad de muchos gobiernos, empresas e incluso artistas.
El BDS es una actividad cívica y ética contra este Estado de Israel. También contra las empresas israelíes o españolas, por poner un ejemplo, que se benefician de la colonización de Palestina.También contra artistas, sean estadounidenses, israelíes o españoles, judíos, cristianos, musulmanes o ateos que todo hay en la viña que apoyan a este Israel, a su ejército de ocupación que sostiene la colonización y el asesinato, repito, el asesinato de miles de palestinos.
Erik Dominguez no habla de la ocupación, de los refugiados palestinos expulsados de sus hogares, no habla del sufrimiento palestino, ni de la legalidad internacional, ni de las Convenciones de Ginebra. Eso es lo triste. Apoya a este Israel racista y no empatiza con los que sufren. Se pone al lado de los verdugos e indiferentes y cómplices.
El BDS es una llamada legítima y legal a que la ciudadanía supla con sus actos cotidianos, el no comprar productos israelíes, el reclamar que no sean contratadas empresas que se aprovechan de la colonización, que no se invierta en el apoyo a la colonización, la defensa de la paz y la justicia que no hacen alguno de sus gobiernos y aparentemente Erik Domínguez
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