Campaña BDS Madrid
Red Solidaria contra la Ocupación de Palestina
“El boicot a Israel, comercial, deportivo o cultural, es necesario.
En nuestras manos está conseguirlo para lograr una paz justa en Palestina”
Esta pregunta nos la hacemos muchos al ver las imágenes de muertos, hogares destruidos, vidas truncadas en Gaza, un pequeño islote de la Palestina ocupada que no ocupa más allá del municipio de la capital madrileña, 360 km2, donde viven y sobreviven 1.700.000 personas, un 80% refugiados palestinos expulsados de sus antiguos hogares en lo que ahora es Israel.
Esta tragedia se repite de forma periódica, menos visible, en una violencia de baja intensidad, cuando vemos el Muro que rodea a Belén, donde están segregados los campos de cultivo, yaexpropiados por las colonias próximas; en la discriminación de la población palestina, con nacionalidad israelí, en Nazaret o Acre o cómo se expulsa urbanísticamente de Jerusalén a sus habitantes palestinos.
¿Qué podemos hacer ante la violencia del incumplimiento de las convenciones de Ginebra y del derecho internacional por parte de Israel? ¿Confiar en nuestro Gobierno, en la Unión Europea, en las Naciones Unidas? Decepción: los gobiernos de España, la UE, y los que rigen el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas miran para otro lado. A pesar de todos los informes de las propias Naciones Unidas sobre el robo del agua, el bloqueo mortífero de Gaza, de la destrucción de las infraestructuras, algunas de ellas realizadas con la ayuda internacional como por ejemplo el aeropuerto civil de Gaza construido por la cooperación española y destruido por Israel que, los sucesivos gobiernos españoles no han reclamado los daños causados y que, por el contrario, España y la UE refuerzan su cooperación, como si no pasase nada y no hubiera una vulneración continua de los derechos humanos.
Esta situación de violencia cotidiana, de impunidad consentida por los diferentes gobiernos, y ante una estrategia israelí de dilatar unas supuestas negociaciones mientras se refuerzan nuevas colonias y expropiaciones, hizo quelas organizaciones palestinas, al igual que el movimiento anti apartheid de la Sudáfrica supremacista blanca, viera que había que hacer algo que implicase a la sociedad civil, en la que los ciudadanos pudieran ejercer su soberanía y desvelar la hipocresía de sus gobiernos.
En el año 2006, la inmensa mayoría de las organizaciones palestinas pidieron que se boicoteara a Israel como en su día habían hecho los partidarios de Mandela.
La Unión Europea ha reaccionado con posterioridad. Hace poco ha empezado a reclamar el origen de los productos que Israel vendía como Made in Israel, cuando estaban hechos en colonias, para tener menos aranceles. Pero es insuficiente. Los colonos no existirían si no formasen parte del ser de Israel. De ahí la necesidad de extender el boicot a Israel, comercial, deportivo o cultural, que logre despertar las conciencias israelíes y que rompa la impunidad. En nuestras manos está conseguirlo para lograr una paz justa en Palestina. El boicot a Israel es necesario.
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