Una plaza rimbombante, lugar de encuentro y espectáculo, cien veces transformada, la última ahora. Sin sombras, sin fuentes. Todo cemento. Sólo sol para huir si se cruza.
Será imposible, por las infraestructuras y conducciones que se sumergen en el asfalto, poner árboles. Quizá, sería posible poner árboles pequeños en macetones grandes y fuentes de agua ornamentales y para beber.
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