El antiguo ministro y presidente israelí, Szymon Persky, más conocido con el nombre que se puso más tarde. Simón Peres, nacido en Polonia, de la que se trasladó a la Palestina histórica, falleció el pasado 28 de septiembre. Se le trata con honores. Se puntúa, sin establecer códigos morales o acordes al derecho internacional, que siempre ha rechazado la vuelta de refugiados palestinos; participó en la invasión de Egipto de Nasser, por la nacionalización de Suéz; que armó con armas nucleares y encarceló incomunicado a Vanunu por razones de Estado y sin que los que exigen a Irán inspecciones, se les tiemble la voz; fue pionero en el trazo de las colonias en la Cisjordania y Jerusalén ocupado y que, si bien, participó en los acuerdos de Oslo, por el que recibió el Nobel de la Paz, no ha defendido eliminar las colonias y sí ha justificado las mismas.
El Centro por la Paz, que lleva su nombre, como su legado, no actúa para la paz justa, sino para promover la resignación claudicante de los palestinos de forma más amable, como el policía bueno de los interrogatorios con torturas. Legales en Israel y de su acción política. No ha sido un hombre de paz, más bien, uno de los promotores de la ocupación estructural y prolongada de Palestina.
Santiago González pertenece al Comité de Solidaridad con la Causa Árabe
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