La concejala de Izquierda Unida Concha Denche propone abrir un debate sobre los criterios de elección en asuntos representativos, todo ello con motivo de cómo se eligieron los Reyes Magos este año en Madrid capital.
El asunto comienza porque tradicionalmente cada grupo político elige a un rey para la cabalgata y los ediles varones de Izquierda Unida se niegan a ser Reyes Magos. Denche reclama que podría ser una concejala de IU y también ofrece la posibilidad de un vocal de dicho partido, y entra en profundidades de discriminación de género y de roles asignados en función del sexo.
Desde mi punto de vista, el debate que plantea es correcto pero para otros motivos diferentes al de los Reyes Magos.
Entiendo que estamos en un Estado confesional y que el asunto de los Reyes Magos es un asunto religioso y que las diferentes iglesias romanas, evangelistas y demás allá se las entiendan. Que voten si es necesario, que se inscriban en un censo especial donde no valga simplemente estar bautizado y que no entren los apóstatas, aunque tengan más de 18 años.
Además, que conste que los evangelios aceptados por lamayoría de las iglesias cristianas nunca dicen que fueran reyes, ni que fueran tres. Dicen «magos» y que obsequiaron con oro, incienso y mirra. No que fueran tres.
Lo de ponerles lo de «reyes» se debe al instante y perverso juego ideológico de sacralizar una institución, la monárquica, aliada de las anacrónicas y retrógadas iglesias. Por tanto, ése no debiera ser el debate que plantea Concha, sino el abstracto de representación y de cómo debe ser democrático, plural, sin discriminación, tipo de mandato y revocación, su permanencia temporal, etcétera. Subsidiariamente, quizá, cómo mantener la ilusión en la infancia desde la racionalidad y la fantasía.
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