«Sr. Josep Borrell
Alto Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad y Vicepresidente de la Comisión Europea
Madrid, 20 de enero de 2023
Pablo González, un preso español de la indiferencia y el monopolio informativo. Las autoridades europeas ¿apuestan por el doble rasero?
Le escribo con la intención de que use su capacidad institucional y personal para lograr la libertad del periodista Pablo González.
Como Vd., sabe Pablo González es un periodista hispano–ruso, descendiente de una de esas hijas de la guerra civil, que se instaló en la URSS, de ahí su conocimiento de la lengua rusa y de su doble pasaporte, ruso y español. Está preso desde el día 28 de febrero cuando estaba cubriendo informativamente la llegada de refugiados ucranianos en la frontera polaca. Es acusado de ser un espía por parte de las autoridades polacas y poner en peligro la seguridad interna y externa de dicho país, pero no han aportado pruebas, ni siquiera a sus abogados, y se va a cumplir un año en una detención, prácticamente, en incomunicación.
La acusación inverosímil de espía se hace en estos tiempos de Pegasus, satélites y tecnología.
Semanas antes, había cubierto la actualidad en Ucrania y había vuelto a España. Después, se fue a la frontera polaca, donde fue detenido. En su día, había cubierto el conflicto que se está desarrollando en la región rusófila del Donbass. Estas actividades periodísticas habían ocasionado que los servicios de información ucraniano fueran recelosos del ejercicio profesional de Pablo y, se supone, habrían solicitado al servicio de información español, CNI, dependiente del Ministerio de Defensa, más información sobre su persona. El CNI se puso en contacto con la mujer de Pablo para recabar datos de la actividad profesional de su pareja y, se supone, que pasó esa información a los servicios ucranianos (y polacos, más tarde).
Los datos públicos conocidos son que Pablo González es periodista; que ha estado ejerciendo su profesión en varios medios, Gara, La Sexta y Público, etc., cubriendo antes de la guerra y en la misma diferentes frentes, perspectivas y consecuencias del conflicto; sus crónicas no eran muy favorables al sesgo uniformador de la prensa ‘occidental’ y nadie ha demostrado falsedad de sus informaciones; el ejército polaco le ha detenido, metido preso, acusándole de espía, pero sin aportar los fundamentos de prueba. Las autoridades polacas le han puesto sucesivamente abogados de oficio, pero no ha podido comunicarse con su abogado de elección. El actual abogado polaco, que asiste en su defensa, tiene prohibido dar información procesal a la familia o al abogado español que ha sido contratado por la familia. Además, este abogado polaco tiene que dirigirse al fiscal del caso, que es el que debe sustanciar la acusación, para cualquier aspecto de la defensa, rompiendo cualquier atisbo de confidencialidad.
Con los instrumentos jurídicos vigentes, suscritos por Polonia como socio de la UE, se podría acudir al Tribunal de Justicia de la UE, por la quiebra polaca de la Carta Fundamental de Derechos Humanos. En este caso, existe la posible limitación que Polonia puede argüir, de no haberse agotado los procedimientos judiciales en dicho país. También, González se podría acoger a los procedimientos previstos del Espacio de libertad, seguridad y justicia europea, suscritos por Polonia y España. Pero ante la inacción gubernamental española y europeas, de ahí esta carta, todo parece complicidad ante una detención arbitraria y un aviso a navegantes.
Los medios están muy alineados con una sola narrativa independiente de cuales sean los hechos y Pablo González está a contracorriente de ese monopolio narrativo.
Polonia ha sido sancionada porque su Tribunal Constitucional y Supremo han dictado sentencias en las que consideran que la legislación nacional está por encima de la comunitaria. Pero es que, en el caso de la detención y acusación a Pablo González, Polonia está saltándose hasta 14 artículos de Declaraciones y Convenios Internacionales de Derechos Humanos y Civiles, sin que haya habido un enfrentamiento efectivo de las autoridades españolas o europeas.
Por todo ello, le pedimos que use su capacidad institucional y personal para lograr la libertad del periodista Pablo González.
Las autoridades europeas, ¿apuestan por el doble estándar?»
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